El paraíso pide socorro La República de Maldivas quiere comprar otras tierras por si se hunde con el cambio climático JOSEBA ELOLA 23/11/2008 La cima de las islas Maldivas es un pelín más alta que Gasol: 2,3 metros de altura, quince centímetros más que el superpívot español de la NBA. Un dato que hace de ella un paraíso sin par, planicies de arena de nácar y cristalinas aguas turquesa, pero que va camino de convertirse en su más terrible condena: la meca del turismo de lujo podría ser engullida por el mar a finales de siglo si las predicciones de la ONU no descarrilan. Ante semejante panorama, el paraíso pide socorro. Y lo hace por boca de su flamante nuevo presidente de la República, Mohamed Nasheed, el hombre que acaba de terminar con 30 años de dictadura. Aprovechando su gran momento histórico y mediático, en su primera conferencia como presidente, Nasheed hacía la semana pasada su anuncio a la prensa mundial: Maldivas va a constituir un fondo con
Riad Shubaki tiene 32 años y 7 hijos. Se casó hace 12 con Fátima, una oronda y callada mujer, y desde entonces vive en Nablus, aunque él salió del cercano campo de refugiados de Balata. Riad no piensa detenerse ahí. “Quiero tener 12 hijos”, dice mientras se mesa su poblada barba, juguetea con sus manos con las 99 cuentas (los nombres o atributos de Alá) de su “masbaha” (particular rosario musulmán). “Es nuestro deber traer niños palestinos al mundo porque solo así recuperaremos la tierra que Israel nos robó. Nosotros no tenemos la tecnología militar que tienen los judíos y por eso tenemos que poblar esta tierra de niños palestinos.” Cada mujer palestina de Cisjordania tiene una media de 5 hijos. Las de Gaza tienen 6,6 hijos mientras que las mujeres árabes-israelíes llegan hasta los 4,6 hijos. “Es solo cuestión de tiempo”, explica Yossí Beilin, cerebro israelí de los esperanzadores, justos y dolorosos “Acuerdos de Ginebra”, que también
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